Primera Parte
Con esta lección emprendemos el estudio de los textos bíblicos que exponen la doctrina del Espíritu Santo referente a la cesación de los dones sobrenaturales. La primera parte de esta serie
constaba de mensajes sobre el trabajo principal del Espíritu en el primer siglo y cómo lo hizo; la segunda trataba los dones sobrenaturales en la iglesia primitiva. Y ahora la tercera es esta: la
duración de los dones.
Querido lector, antes de comenzar el estudio, permítame hacer algunas observaciones de índole personal. Al partir de este estudio, la materia que presentamos sobre el Espíritu Santo tal vez será
nueva para usted. La actitud con que la recibirá depende de varios factores. Si su empeño es defender tenazmente lo que ya tiene por verdad; si cree que ya lo sabe todo; si, habiendo ya cerrado
la mente, rechaza considerar algo nuevo, si su propósito es apoyar o sostener a todo costo la secta o el concilio al cual pertenezca, entonces predigo que su reacción probablemente será una de
escepticismo, indignación e intolerancia. Mas si suele mantener abierta la mente, si la meta de su vida es conocer toda la verdad que Dios ha revelado, si su fe no le ha llevado al ciego
fanatismo deplorable que le rinde incapaz de considerar imparcialmente lo que no había oído antes, si con toda el alma quiere aprender, entonces, a lo menos considerará seriamente lo que ahora le
presentamos. Lo único que pedimos es que lo considera sin hostilidad, pero con mucho interés sincero de saber más del Espíritu Santo. Posiblemente haya oído los mensajes de muchos pastores y
evangelistas; ahora le suplicamos nos conceda el privilegio de hablarle también. Y al leer, ojalá que se pueda callar por un tiempo la voz, voz a menudo irracional, de las emociones, dejando que
la facultad de razonar funcione a toda capacidad. Tenga presente siempre esta regla sencilla: Las emociones no llevan a la verdad que salva sino lo hace el entendimiento instruido e iluminado por
el mensaje celestial.
Al decir que es "nueva" la materia que presentaremos, no queremos implicar que tenga su origen en nuestra propia mente. Es «nueva», no para todos, sino solamente para algunos quienes hasta ahora
la han ignorado. Los pasajes que trazan la doctrina de la duración de los dones sobrenaturales siempre han formado una parte del texto de la Biblia, mas sin embargo muchos pastores, maestros y
estudiantes han predicado como si nunca hubieran sido escritos. Habiéndolos pasado por alto, no han llegado a entender la doctrina de los dones, y por lo tanto no tienen entendimiento amplio y
verídico de la obra del Espíritu en esta era. La falta de conocimiento completo en los líderes religiosos ha dado por resultado la formación de conceptos erróneos y hasta aun supersticiosos en
los desafortunados feligreses quienes, al no tener maestros cualificados, también carecen de enseñanzas sanas y completas sobre el poder y la obra del Espíritu Santo.
Me he hecho de unos cuantos libros escritas con miras a defender la proposición de que el Espíritu Santo se revela y trabaja hoy tal como lo hizo en le primer siglo. Muy pocos de dichos libros
contienen comentarios sobre los pasajes públicos que hablan de la duración de los dones sobrenaturales. Ahora, una regla elemental del exégesis sano es que la verdad se descubre cuando se
escudriñan todos los pasajes que tienen que ver con un tema determinado. Asevero que generalmente esta regla no se ha seguido en el estudio de la duración de los dones. De consiguiente las
conclusiones hechas por muchos no son válidas, o sea, no representan correctamente la enseñanza divina.
Una ilustración nos ayudara comprender lo que se está afirmando. Marcos 16:17 dice, "Y estas señales seguirán a los que creen..." Innumerables pastores, al leer estas palabras, concluyen que las
señales siempre seguirían a todos y a cada uno de los creyentes. Sin lugar a dudas, tales pastores cometen algunos errores de exégesis.
1. Formulan conclusiones basadas en un solo texto sin examinar ni comparar otros textos pertinentes.
2. Asumen que el texto trate de la duración de las señales cuando ese no es el caso.
3. Añaden al texto palabras que no se encuentran en el original.
Por ejemplo, el texto no dice "las señales siempre seguirán" sino sencillamente "seguirán." ¿Hasta cuándo? El texto no dice. Pero, otros pasajes si lo dicen. Son: Efesios 4:7-16; 1 Cor. 13:8-13;
Hechos 8:14-18; Judas 3; Heb. 2:1-4; Juan 20:30, 31, etc. ¿Con qué frecuencia son discutidos y expuestos estos textos en los mensajes corrientes sobre la duración de los dones sobrenaturales? La
verdad es que no son expuestos; no, ni aun son mencionados por algunos que dicen haber recibido la medida plena del Espíritu Santo. Yo me pregunto que si, de veras, son llenos del Espíritu Santo
y entienden todos los misterios. ¿Por qué echan a un lado estos textos de tanta importancia? Entonces, ¿a qué llegamos? A esto: que si un pastor, o un maestro, al disertar sobre la duración de
los dones, no incluye en su exposición los textos que trazan el tema, no puede presentar la verdad. No cumple a con su deber de decir todo lo que dice la Biblia sobre el tema. Y esto es
precisamente lo que ha pasado. Toda la enseñanza del Nuevo Testamento sobre la duración de los dones no se ha difundido extensamente. Muchos no han oído todo el mensaje de la Biblia sobre el
tema. Algunos se escandalizan, y no pocos se ponen bravos, cuando este servidor u otro hermano cuestiona las creencias comunes de hoy día respecto a la duración de los dones. Creo que reaccionan
así porque no han oído, o no han aprendido, todo lo que dice Dios sobre el tema. Ahora, ¿haremos mal en llamarles la atención a lo que dicen las Escrituras? ¿Quieren saber? 0 acaso ¿prefieren la
oscuridad? ¿La verdad a medias? El Espíritu Santo habla claramente sobre la duración de los dones. Nuestro propósito es presentarle su enseñanza, orando ferviente y humildemente que la reciba con
acción de gracias. El entendimiento recto de la duración de los dones dará por resultado el acabar con los abusos vergonzosos cometidos bajo el pretexto de dejar que se mueva el Espíritu como
supuestamente se movió en tiempos pasados.
Vez tras vez, hemos notado esto que ahora se señala. Cuando nos atrevemos hablar de la cesación de los dones, muchos se ponen bruscamente de pie gritando, "¡Blasfemia!" Alegan que no creemos en
el Espíritu. Sabemos que no lo harían si nos conocieran y comprendieran a fondos todo lo que predicamos. Su reacción descubre a la luz un concepto no bíblico de lo que significa tener el Espíritu
Santo. Es evidente que, para ellos, si uno no tiene un don, no puede creer en, ni mucho menos tener, el Espíritu Santo. Dicho sucintamente: Si no hay dones, ni no hay la manifestación alborotosa
del Espíritu, entonces no hay la presencia ni el poder del Espíritu. Esta creencia, pese a que se apoya por multitudes, no es basada en verdades de la Biblia. El Espíritu Santo puede obrar, y
obra, aparte de los dones. El Espíritu Santo mora en cada cristiano, tenga o no tenga el un don sobrenatural. Todo cristiano fiel tiene el Espíritu Santo aunque no haya recibido un don. Lo vamos
a probar con la palabra de Dios. Tenga presente estas declaraciones mientras estamos estudiando la cuestión de la duración de los dones y no diga nunca, que este servidor no cree en el Espíritu
Santo porque ¡no es la verdad! Todo lo que yo soy lo soy porque el Espíritu mora y obra en mí. Todo el poder que tengo es de El. Toda la verdad que enseño me fue revelada por El. Yo creo en El.
La iglesia de Cristo cree en El y se rige por El.
CESACION DE LOS DONES (2da. PARTE)
Hay varias ideas y teorías sobre la duración de los dones espirituales. Algunos opinan que, según la voluntad de Dios, todos los dones serían dados a todos los miembros de la iglesia durante toda
la era cristiana. Es decir, los dones durarían hasta el fin del mundo. Otros afirman que solamente algunos de los dones milagrosos durarían hasta el fin del mundo. Hay quienes dicen que algunos
dones y poderes no se ven hoy día porque nadie tiene la fe requerida para poseerlos. Un grupo enseña que los dones milagrosos eran limitados a la epoca apostólica; es decir, al primer siglo. ¿Qué
dice la Biblia?
En seguida, citemos un texto que nos explica mucho: Efesios 4:7-16. Dice así el pasaje: "Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice:
Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres." ¿Quién subió? Cristo. ¿Qué llevó cautiva? La cautividad. Es decir, venció la muerte y todo lo que tiene que ver con el
pecado y el sufrimiento. ¿Qué dio a los hombres? Dones. Es interesante este pasaje del versículo 8 porque nos enseña que Cristo es el dador de los dones. Los dio mediante el Espíritu Santo. Tanto
y tanto se emfatiza el trabajo del Espíritu Santo, pero la verdad es que el Espíritu no hubiera podido dar nada si no lo había recibido primero del Señor. El versículo 9 dice, "Y eso de que
subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?" ¿Qué quiere decir esto? Que Cristo murió, fue sepultado, luego resucitó y ascendió a los cielos. El
versículo 10 dice, "El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. (11) Y él (Cristo) mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a
otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros ..." ¿Quién los constituyó? Cristo. ¿Cómo? Dándolos dones. "Dio dones a los hombres y constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas, etc." Sin
los dones milagrosos dados por el Señor mediante el Espíritu Santo los que fueron nombrados apóstoles no hubieran podido desempeñar el papel del apóstol. Lo mismo se puede afirmar de los
evangelistas, profetas, pastores y maestros. No hubieron podido hacer su trabajo en la iglesia primitiva sin los dones que recibieron de Cristo. ¿Por que? Porque en aquel entonces los hermanos no
tenían la palabra escrita como la tenemos nosotros sino que dependían de revelaciones divinas dadas directamente por el Espíritu Santo. Es posible que la iglesia primitiva no tuviera ninguna
palabra escrita sino el Antiguo Testamento hasta 15 años después de su establecimiento. Aun después del año 50 eran muy pocas las copias disponibles de cartas y libros inspirados. Así la iglesia
necesitaba de dones milagrosos porque no tenia ningún libro de Dios sino el Antiguo Testamento y ese fue dado a los judíos, no a la iglesia. Pues, el Señor, como había prometido, dio dones a la
iglesia. La dio el Consolador, el Espíritu Santo. No la dejó sola sin un código de leyes, sin instrucción divina, sin un gobierno debidamente formado, sin confirmación divina de que su evangelio
era de los cielos y no de los hombres. La dio dones y mediante dichos dones constituyó apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Sin el don milagroso el maestro no hubiera podido
enseñar. No tenía el Nuevo Testamento escrito. Así es que sin el don, sin la ayuda divina del Espíritu Santo, no tenía nada.
¿Por qué constituyo el Señor apóstoles, profetas, evangelistas, etc. en la iglesia? El versículo 12 nos contesta, "A fin de perfeccionar a los, santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo..." ¿Qué fue el propósito de dar dones? Capacitar a ciertos discípulos para que sirvieran en la iglesia como apóstoles, profetas, etc. Y, ¿por qué Cristo querría
constituir estos en la iglesia? "A fin de perfeccionar a los santos." ¿Cómo se logró el cumplimiento de este propósito? Pues, los que fueron constituidos apóstoles, profetas, evangelistas,
pastores y maestros en la iglesia usaron sus dones para enseñar "toda la verdad" a los santos y encaminarlos bien en el evangelio, en la fe, en la doctrina sana. Sin los dones, no lo pudieran
haber hecho, pero tenían los dones milagrosos y así podían revelar toda la verdad, perfeccionando a los santos.
¿Por qué querría el Señor perfeccionar a los santos? "Para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo." Pues, querría perfeccionarlos para que, a su turno, hicieran la obra
del ministerio y edificaran a la iglesia. Sin la instrucción dada por los que Cristo constituyó en la iglesia los demás miembros no pudieran haber hecho la obra del ministerio ni pudieran haber
edificado a la iglesia.
Este arreglo que hizo Cristo en la iglesia primitiva no duraría siempre. Así nos da a entender el versículo 13 que es también una parte de la misma oración. Este versículo empieza con un adverbio
de tiempo "hasta que" y limita la duración de este arreglo. Dice, "Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la,
estatura de Cristo."
El Señor, dando dones milagrosos para, capacitarlos y calificarlos, constituyo apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros en la iglesia. Pero, no iba a seguir constituyendo tales
líderes en la iglesia siglo tras siglo tras siglo hasta el fin del mundo. Lo hizo "hasta que ... todos llegaran a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios." ¿Qué quiere decir esto?
Bueno, en aquel tiempo del primer siglo el Espíritu Santo iba paulatinamente revelando toda la voluntad de Dios. Toda la verdad, es decir, todo el Nuevo Testamento no fue dado en un solo día o un
solo año a una congregación. Cada congregación iba recibiendo el Nuevo Testamento por boca de los hermanos inspirados a medida que estos recibían los mensajes directamente de Dios. Así, por
ejemplo, la iglesia en Efeso no tenía toda la verdad cuando Pablo la escribió. Pero, poco a poco, de acuerdo con el plan divino, la iglesia en Efeso recibió toda la verdad. ¿Cómo? Mediante los
hermanos que Cristo constituyo apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Ahora bien, cuando todas las iglesias de todo el mundo llegaron a tener toda la verdad, es decir, cuando
llegaron a la unidad de la fe y todas tenían la misma fe, el mismo conocimiento de Cristo, fue cumplido el trabajo de los que tenían dones. Fue cumplido. La iglesia llegó "a la medida, de la
estatura de la plenitud de Cristo," y ya no necesitaba dones milagrosos. ¿Por qué? Porque ya tenla toda la verdad. Ya los santos mediante la plena revelación de la voluntad de Dios eran
perfeccionados y podrían hacer la obra del ministerio; podrían edificar la iglesia del Señor. Tenían todo el Nuevo Testamento y lo tenían en forma escrita.
Entonces, sin duda alguna, este pasaje enseña que los dones espirituales eran limitados a la época apostólica. Cumplieron un propósito determinado y fijado por el Señor. Durante el tiempo cuando
la joven iglesia no tenía toda la verdad, no tenía el Nuevo Testamento escrito, necesitaba hermanos con dones para instruirla y gobernarla. Recibió lo que necesitaba. Entonces, cuando dichos
hermanos hicieron su trabajo no fueron constituidos otros para tomar su lugar porque ya la iglesia tenia toda la verdad.
Por esta razón no hay apóstoles en la iglesia hoy día. ¡No los hay! ¿Por qué? Porque la situación no es la misma. La iglesia del primer siglo no tenía el Nuevo Testamento en forma escrita. Ahora
lo tenemos así. Por la misma razón no hay profetas, evangelistas, pastores y maestros constituidos así por acto divino, o sea, por un milagro. Cristo no los da dones. Los que desempeñan tales
papeles en el liderato de la iglesia hoy día lo pueden hacer, no porque tengan dones milagrosos, sino porque tienen la palabra escrita y se rigen por ella. El mensaje es el mismo (el de aquel
tiempo y el de hoy día - a lo menos, debiera ser el mismo), pero no es recibido en la misma manera y aquí estriba la diferencia.
CESACION DE LOS DONES (3ra. PARTE)
Al hablar sobre el Espíritu Santo arriesgamos cometer el pecado grave de blasfemar. Negar al Espíritu es blasfemarlo. Rechazar su palabra es también ser culpable de blasfemia contra El. Asimismo,
podemos blasfemar al atribuirle al Espíritu e actos que él no ha autorizado, y palabras, revelaciones y mensajes que él no ha inspirado. Ciertamente, nos toca a todos nosotros proceder con mucha
prudencia, cautela, paciencia y oración en el estudio del Espíritu Santo.
Hemos afirmado, y seguimos afirmándolo, que los dones sobrenaturales, habiendo servido su propósito de revelar y confirmar toda la verdad, ya han cesado; que fueron limitados al primer siglo, y
que cesaron de acuerdo con el plan que Dios mismo había trazado. Al oír tal declaración algunos gritan, "Blasfemia, blasfemia," y lo hacen sin examinar bien lo que se está proclamando. Lo que
estamos enseñando no será blasfemia si la Biblia la apoya, ¿verdad? Y sabemos que la Biblia la sostiene. "Pero," dirá alguien, "La Biblia enseña que los dones durarían hasta el fin del mundo."
Preguntamos, "¿Donde?" Creemos que los pasajes citados con miras a sostener la teoría de que los dones durarían hasta la venida de Cristo han sido torcidos. Veremos por qué decimos esto.
"Pero," responderá otro, "Yo sé que los dones siguen porque yo tengo uno y sé que otros también los han recibido." Pregunto, ¿qué es la prueba irrefutable que me ofrece para sostener su
aseveración? Yo también he visto lo que llaman manifestaciones del Espíritu Santo mediante lo que llaman dones. Hasta ahora no se me ha presentado, ni en público ni en privado, ninguna evidencia
incontrovertible de que siquiera una persona tenga, en este siglo presente, un don sobrenatural. ¿Chocante? Sí, yo sé. ¿Blasfemia? ¿Quién es capaz de probarlo? Lo pregunto con toda humildad,
siendo Dios mí Testigo.
A este punto en el estudio, tenemos a bien presentarles un resumen conciso de las conclusiones que hemos hecho respecto a la duración de los dones. Son: (1) que el Espíritu Santo dio los dones
durante un tiempo determinado por Dios mismo; (2) que dichos dones fueron dados a la iglesia en su infancia para revelarla toda la verdad durante el tiempo cuando no tenía el Nuevo Testamento en
forma escrita; (3) que la propia Biblia enseña cuándo y por qué los dones cesarían; (4) que los dones cesaron antes del año 150 de esta era, probablemente mucho antes de esa fecha; (5) que los
pasajes citados para probar la duración de los dones hasta el presente no lo prueban; (6) que lo que se llaman dones hoy día no son iguales a los dones sobrenaturales del primer siglo, o sea, que
lo que se llama profecía hoy día no es profecía, las llamadas lenguas no son las lenguas extrañas de la Biblia, etc; (7) que las manifestaciones atribuidas hoy día al Espíritu Santo no son de él,
sino del espíritu de emocionalismo humano, para no decir carnal y (8) que hay envuelto en lo que vemos hoy día las señales y prodigios mentirosos mencionados en la Biblia.
Bueno, ahí tiene, amigo, lo que yo creo, con todo mi corazón, ser la verdad sobre los dones. Sí, me doy cuenta de que miles y miles no están de acuerdo. Entonces, ¿por qué he querido presentar
esas conclusiones? En primer lugar, porque siempre tenemos que hablar la verdad. Y en segundo lugar, para ayudar a algunos a salir de mucha confusión, de engaños grandes y escándalos indecibles!
Obsérvese esto: que cuando un pueblo intenta restaurar lo que Dios mismo ya ha hecho cesar, cae en ridículo y sale con un embrollo tan grande que se nos hace casi imposible el desenredarlo. Esto
es lo que ha pasado a los que, no comprendiendo que Dios ha abolido el Antiguo Testamento, guardan el sábado, no comen ciertas carnes, queman incienso, enseñan el diezmo, etc. Lo mismo pasa en el
caso de los que obligarían al Espíritu Santo a que les diera dones cuando el tiempo de los dones llegó a su fin cientos y cientos de años atrás. ¿Qué hay entre tales? En vez de dones
sobrenaturales, hay solamente la capacidad de actuar y hablar a base de un poder humano cuya eficacia depende de emociones excitadas e infladas. Hay profecías, pero no se cumplen. Hay un hablar
no sobrenatural sino anormal, uno sin significado alguno, que no tiene valor edificador alguno. En vez de guardar "la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz," como dice Efesios 4:3, han
despedazado al Espíritu y han roto el vínculo de la paz mil veces. Divisiones, contradicciones, contiendas, prácticas y doctrinas no bíblicas es lo que hay. ¡Todo en el nombre del Espíritu Santo!
¡Contemplarlo da susto! Cuando las almas comprendan que el Espíritu Santo es un ser inteligente que usaba dones por un tiempo para comunicar al mundo todo el Nuevo Testamento, luego dejó de
darlos cuando toda la verdad fue revelada; cuando las almas comprendan que es esta verdad revelada y confirmada que salva, no algún poder misterioso e incomprensible, entonces saldrán de esa
confusión grande que hay. Dios es todopoderoso y puede hacer cualquier cosa. Pero, si él mismo ha limitado los dones sobrenaturales a la época de la infancia de la iglesia, entonces en vano los
buscarán. No es cuestión del poder del Espíritu Santo, ni de la fe del cristiano, sino de la voluntad de. Dios. Si el ha hecho cesar los dones, ¿quién los dará? Ni el propio Espíritu Santo podría
hacerle frente a Dios en este asunto, o en cualquier otro.
¿Qué es la voluntad de Dios respecto a la duración de los dones? "Que seguirían hasta el fin del mundo," alegan muchos y citan 1 Cor. 12 y 14:1 donde la Biblia dice, "Procurad los dones
espirituales." A la iglesia en Corinto Pablo dirigió estas palabras. Para comprender el porqué de tal mandamiento tenemos que tomar en consideración ese factor que siempre será de mucha
importancia para el entendimiento recto de los dones: La iglesia en Corinto no tenía el Nuevo Testamento escrito; no tenía toda la verdad. ¿Cómo podría aprender la nueva ley? ¡Mediante los dones!
Pues, los miembros fueron mandados a buscarlos para que mediante dichos poderes supieran cómo trabajar, adorar, organizarse, etc. Ahora nosotros tenemos toda la verdad escrita en el Nuevo
Testamento. No dependemos de dones para recibirla. No tenemos por qué buscar los dones. Además, las Escrituras enseñan que ya los dones han cesado.
CESACION DE LOS DONES (4ta. PARTE)
En el estudio que estamos llevando sobre la duración de los dones sobrenaturales hemos notado las palabras de 1 Cor. 12:31 donde dice el Espíritu Santo , «Procurad, pues, los mejores dones."
Palabras semejantes se encuentran en 1 Cor. 14:1: "Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. " El versículo 12 añade, "As¡ también vosotros; pues que
anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia." El mandamiento de 14:39 es, "Así¡ que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas."
Algunos, citando estos textos, afirman que mediante ellos se le da a la iglesia de hoy día un mandamiento positivo de buscar los dones espirituales.
Observemos que el mandamiento fue dado originalmente a una iglesia del primer siglo. La iglesia de aquel tiempo primitivo no tenia el Nuevo Testamento en forma escrita. Lo recibía mediante los
dones. Puesto que dependía de los dones para la revelación de toda la verdad, es muy natural que Pablo la mandara a procurarlos. Los miembros no tenían Biblias y, por lo tanto, necesitaba buscar
los dones a fin de poder saber la voluntad de Dios. Además la iglesia del primer siglo podía obedecer al mandamiento de procurar los dones porque los dones eran disponibles. La iglesia del siglo
21 no puede obedecerlo. No puede, ni tiene que obedecerlo porque ya el tiempo de los dones ha llegado a su fin. Dios dijo que los dones durarían hasta un tiempo determinado; luego cesarían. No
nos conviene buscar lo que Dios ya ha hecho cesar. A la iglesia del siglo 21 le toca entender el tema de los dones a la luz del cumplimiento de las profecías sobre el fin de las manifestaciones
milagrosas del Espíritu Santo. No puede pretender existir en las mismas circunstancias que la de Corinto. La de Corinto da ejemplo de la iglesia en su infancia, de la Iglesia en el tiempo cuando
el Nuevo Testamento no fue escrito y los miembros necesitaban dones para saber la verdad. La iglesia de hoy día tiene todo el Nuevo Testamento escrito, tiene una revelación perfecta y existe en
el tiempo después del fin de los dones. Por lo tanto, hará bien al no pasar su tiempo en el vano empeño de buscar lo que Dios ya ha dado por terminado. La iglesia de hoy día que busca señales,
prodigios, dones, etc. es como el adulto que, en vez de asumir, las responsabilidades de una persona madura, actúa y piensa como un niño. No vive y trabaja con fe y con entendimiento sino pasa el
tiempo jugando con sus juguetes, cosas de su infancia, objetos de mucha importancia para su desarrollo, pero que no sirven para el que ya ha alcanzado la madurez. Hablar así de los que anhelan
dones es usar una fraseología bíblica porque así habla la 1 Cor. 13:8-13.
La 1 Cor. 13 se llama el capitulo de amor porque los primeros versículos dan una definición divina de lo que es el verdadero amor cristiano. Muchos, haciendo énfasis en lo que dice el texto sobre
amor, han pasado por alto lo que los versículos 8-13 enseñan sobre el fin de los dones. Nótese que todo el capitulo 12 de 1 Cor. trata de los dones. Luego, las últimas palabras del versículo 31
son: "Mas yo os muestro un camino aun más excelente." Ese camino mas excelente es el de amor. El de amor es más excelente que el de los dones. Pablo enseña en 1 Cor. 13:1-3 que si uno tiene dones
pero no tiene amor no puede ser salvo.
Ahora, vamos al versículo 8 de 1 Cor. 13. Dice así el pasaje: "El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabara." Aquí encontramos una
declaración clara sobre el fin de tres dones: la profecía, las lenguas y la ciencia (el conocimiento de la voluntad divina). Acabarán, cesarán, dice Pablo. Pero, ¿cuándo?, se pregunta. El mismo
capítulo 13 explica cuándo, Leamos el versículo 9: "Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos."
Y el 10: "Mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará." ¿Qué quiere decir "en parte conocemos?" Pablo se refiere al don de conocimiento mediante el cual la iglesia
primitiva recibía instrucciones sobre como adorar, organizarse, trabajar, etc. Cuando Pablo escribió a los Corintios, la verdad todavía se estaba revelando. El Espíritu Santo no había terminado
su trabajo de guiar a toda la verdad. Por lo tanto, ni Pablo, ni las iglesias establecidas por él, conocían toda la voluntad de Dios respecto a la época cristiana. "Pero," dice Pablo, "el
conocimiento perfecto vendrá." ¿Conocimiento de qué? De la voluntad de Dios. El don de ciencia fue dado con el propósito de impartir conocimiento en cuanto a la voluntad de Dios para con
nosotros. Su propósito no era llevarnos al conocimiento perfecto en cuanto a la persona de Dios mismo. ¿Qué quiere decir "en parte profetizamos". Quiere decir que Pablo en aquel momento no había
recibido toda profecía. Acuérdese de que el propósito de la profecía era edificar, exhortar y consolar. Llegaría el momento en que Pablo y toda la iglesia tendría toda profecía, o sea, toda
palabra de edificación, exhortación y consolación. Tendrían profecías completas. Vendría lo perfecto en conocimiento o ciencia y también en profecías. Ahora bien, sabemos que lo perfecto vino
cuando el Espíritu Santo terminó su trabajo de revelar toda la verdad. El dejó en forma escrita un testamento perfecto. As¡ es que la iglesia hoy día ya tiene lo perfecto. Entonces lo que es en
parte ya se acabó. Al llegar lo perfecto los dones cesarían, habiendo cumplido su propósito. Lo perfecto vino cuando el Espíritu Santo termino su labor de dar toda la verdad. Pues, los dones
cesaron cuando toda la verdad fue revelada y toda la verdad fue revelada en el primer siglo. Por lo tanto los dones cesaron en el primer siglo. La iglesia, al tener toda la verdad, al tener lo
perfecto, o sea, todo conocimiento, toda profecía, no necesitaba ya los dones.
La frase "lo perfecto" de 1 Cor. 13:10, sin duda, ha sido interpretada mal por los que creen que se refiere al cielo, o al conocimiento perfecto de la propia persona de Dios. Interpretarla así es
sacarla de su contexto. El tema del texto no es la perfección de lo celestial. No se trata de la persona de Dios, sino de la ciencia y la profecía. Cuando venga el conocimiento perfecto, cuando
todo se revele, cuando haya sido dada toda profecía entonces los dones cesarán. Esto es lo que afirma el Espíritu Santo en el texto, Tal explicación concuerda exactamente con lo que dice la
Biblia sobre el propósito de los dones, Fueron dados para revelar la verdad. Cuando toda la verdad fue dada, los dones, habiendo cumplido su propósito, cesaron, Cuando los obreros terminan de
hacer una casa en cemento quitan el falso piso, o sea, el molde de madera que usaron en la construcción. No necesitan mas de andamios, escaleras, etc. La casa ya está terminada y sirve como lugar
donde vivir y trabajar. Así también los dones fueron usados para sostener la iglesia durante el tiempo de su establecimiento y organización. Entonces la iglesia, una vez terminada de edificarse,
sirve como lugar espiritual donde vivir y trabajar. Dios quita los dones milagrosos y la iglesia, ya madura, ya capacitada, ya con todo conocimiento y profecía, sigue con su trabajo. La iglesia,
no los dones, es baluarte y columna de la verdad.
El versículo 13 es muy importante para el entendimiento del pasaje: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor". Los dones acaban, cesan; pero tres cosas permanecen después de la cesación
de los dones. Son la fe, la esperanza y el amor. El amor nunca deja de ser, pero la fe y la esperanza si dejarán de ser cuando Cristo venga. Pero antes de que dejen de ser, cesaran las lenguas,
se acabarán las profecías etc. Pues, podemos concluir que los dones cesarían antes del fin del mundo. Ya hemos visto que cesaron con la venida de lo perfecto, la revelación perfecta de la ley
perfecta de libertad.